Nuestro cuerpo se ve afectado de múltiples maneras en nuestra vida cotidiana. La tensión, la rigidez y la imposibilidad de sentir son aspectos muy comunes en el estilo de vida occidental actual.
Cuanto antes puedas empezar a escucharlo, mejor. Te vas a sorprender de toda la información que puede entregarte y los cambios increíbles que podrás generar con ellos.
En nuestro trabajo, una reunión o algo que nos dicen nos hace sentir un nerviosismo que recorre la columna , nos cierra la boca del estómago o tal vez estamos pasando una situación familiar delicada y aparecen las migrañas o el insomnio.
El cuerpo es un perfecto espejo de todo lo que nos va impactando de forma física, mental y emocional.
Sin embargo, a veces tiene que ser extrema la señal que nos da, para tomar conciencia.
La conciencia corporal es el primer paso, es a lo que necesitamos prestar atención para lograr transformar la manera en que nos sentimos. Aprender a observar el cuerpo, su movimiento y la manera en que lo utilizamos.
Hay ideas simples y fáciles de abordar que nos permiten, no sólo generar un espacio de observación dentro de una clase o sesión de pausa activa, sino también poder estar presentes mientras hacemos las actividades del día a día.
Una persona que está presente, es más eficiente, más productiva, tiene más claro hacia dónde avanzar para alcanzar sus objetivos, en definitiva, es alguien que experimenta plenitud.